Willem van Velde II (Leiden, 1633-Londres,1707).
Pintor barroco holandés de ascendencia flamenca, que se especializó como su padre en la pintura de marinas. Destacó por la realización de atmosféricas marinas cargadas en sus composiciones más tempranas de una serena calma bañada de luz, para pasar a reflejar la vida dura en el mar cuando los hombres son presa fácil de estremecedoras tormentas que juegan con las naves. Buscó la calidad colorista y plástica en las escenas marinas, cuya vistosidad residía en los atrevidos contrastes lumínicos de los barcos. Véase arriba Barcos pescando en un mar de calma
Pintor barroco holandés de ascendencia flamenca, que se especializó como su padre en la pintura de marinas. Destacó por la realización de atmosféricas marinas cargadas en sus composiciones más tempranas de una serena calma bañada de luz, para pasar a reflejar la vida dura en el mar cuando los hombres son presa fácil de estremecedoras tormentas que juegan con las naves. Buscó la calidad colorista y plástica en las escenas marinas, cuya vistosidad residía en los atrevidos contrastes lumínicos de los barcos. Véase arriba Barcos pescando en un mar de calma
Es indudable que el británico William Turner (1775-1851) se inspiró en sus contrastes de luz para algunas de sus producciones. Veamos un ejemplo
W.Velde. Barcos ingleses en una tormenta |
Turner 1842 |
W.Velde |
El alemán Gaspar Friedrich (1774-1840) En 1820 el pintor romántico alemán recibió en su
estudio la visita del futuro Zar de Rusia, el Gran Duque Nicolás. Era el
comienzo de un patronazgo que había de verse reflejado en la compra de
numerosos cuadros. La futura Zarina, Alexandra Feodorova, encargó al
pintor un lienzo que exaltara la belleza nórdica en toda su aterradora
belleza, En ese invierno de 1820 a 1821, el frío fue tan intenso que el
río Elba, a su paso por Dresde, se heló. En enero la capa se rompió,
produciendo un espectacular amontonamiento de placas que fascinaron al artista. Por otra parte, un viaje científico que tuvo lugar de 1819 a 1820, buscando un paso entre Groenlandia y Canadá para salir al Pacífico, produjo que dos barcos tuvieran que sortear
varios peligros, entre ellos, que el navío "Griper"
quedara atrapado entre las masas de hielo groenlandesas.
Mar de hielo |
En 1834, David
d'Angers, escultor francés, opinó que Friedrich había "descubierto la
tragedia del paisaje". Por ello, la intención simbólica del supuesto naufragio del Griper
ha sido referida como alegoría política y ha sido comparado con La balsa de Medusa (1819) de Géricault. Si en Francia esta tragedia humana se percibe como un drama simbólico de la libertad y la esperanza, en Alemania,
ante la Restauración de 1815, este cuadro de Friedrich revela unos hechos irreversibles, sin
esperanza de salvación: una visión alemana del mundo y la vida, aludiendo al tema clásico de la
"navigatio vitae", es decir, el viaje de la vida, que termina, de
forma inevitable, en la muerte. Es, asimismo esta obra, el símbolo de la vanidad
humana, de la inutilidad de sus esfuerzos. Leer más
Ivan Aivazovski (1817-1900) es
el más grande pintor ruso de marinas y nos ha dejado una vasta producción de más de 6.000 obras. Nació en el seno de la familia de un comerciante de origen armenio en la ciudad de Feodosia (Crimea). Pasó su infancia en la pobreza.
Con la ayuda de personas que captaban jóvenes con
talento, entró en la Academia Imperial de las Artes de San Petersburgo, donde se inició en la pintura de paisaje, interesándose desde entonces por el paisajismo marino. Lograría la medalla de oro de la Academia, además de convertirse en profesor de la misma. A mediados del siglo XIX era un artista reconocido. Hoy en día es el más cotizado pintor ruso y sus cuadros superan en algunos casos varios millones de euros.
La novena ola 1850 |
La novena ola (Museo del Hermitage) es su obra más conocida y la más imponente por sus grandes dimensiones. Ha sido calificada por expertos patrióticos como "la pintura más bella de Rusia". Aivazovsky logra una perfección técnica inusual y absoluta, presentando a unos
desafortunados náufragos que intentan sobrevivir como en La balsa de La Medusa de Géricault, a las despiadadas
embestidas del océano.
El centro de la composición, no obstante, es una mística, representación difusa del sol, que ilumina la escena con una extraña y onírica gama de tonos rosados y verdosos Este tipo de gran formato será el que prevalezca en su quehacer pictórico para captar toda la grandiosidad y fuerza de la naturaleza en su elemento acuático.
El centro de la composición, no obstante, es una mística, representación difusa del sol, que ilumina la escena con una extraña y onírica gama de tonos rosados y verdosos Este tipo de gran formato será el que prevalezca en su quehacer pictórico para captar toda la grandiosidad y fuerza de la naturaleza en su elemento acuático.
Océano 1896 |
Reflejo de luna en el mar 1874 |
Véase otra galería de pinturas de este maestro- Pincha aquí